Vete a jugar con ellas.
O con quien quieras.
No pasa nada,
el patio del colegio
siempre fue
testigo
de la más
salvaje libertad.
Y lo bonito que es volar,
con quien este dispuesto
a darte la mano ¿o qué?
Yo me quedo jugando
con mi balón,
con el de siempre.
Si quieres jugar conmigo
alguna vez,
sólo tienes que aparecer
y quedarte un rato.
Luego puedes salir volando.
Porque yo también lo haré.
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