Si te has enamorado de ella no salgas corriendo.
Quédate.
Muérete de miedo
y sangra por cada costado.
Vuélvete loco
y siente que te ahogas
porque te cuesta respirar.
Deja que tus piernas tiemblen.
Dicen que una huida a tiempo es una victoria.
Mienten.
Saltar al vacío de su boca,
sin paracaídas
y con todo
no es comparable
a nada.
Piérdete en su espalda,
suspira por ella.
Enamórala
y hazle el amor
como si el mundo
hubiera dejado de importar.
Haz que nada importe.
Haz que ella importe.
Haz que tú le importes.
Quédate a jugar,
gana la guerra.
Y haz que
dormirte
pegado a su culo
sea tu victoria.
Que la única huída
sea a su
rincón más íntimo,
y que nadie te saque
jamás de su escondite.
Dile que cuente hasta cien.
Encuéntrala.
Y si sale corriendo,
atrápala.
Quédate en su cama.
Córrete con ella.
Y no dejes que nadie os haga despertar.
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