Tuesday, December 18, 2012

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Se ríen cuando hablo de mi tierra. De la pasión que pongo. De la rabia que me entra. De lo mucho que gesticulo y chillo cuando me hablan de ese tema. Y es que ya ves, ¿al fin y al cabo solo es tierra no? No, claro que no es sólo eso. Es mi tierra. Mis orígenes, mis inicios. Son mis paisajes, mis colores. Es mi pueblo. Los pueblos de mis amigos. Los de mi familia. Es la casa dónde el se crió. Dónde ellos fueron felices. Es el valle dónde creció, dónde mi sangre echó raíces. Son mis abuelos. Y mis bisabuelos. Y los abuelos de mis bisabuelos. Es el color gris mezclado con el verde, y la humedad dándote los buenos días. Es una lengua que a ellos les prohibieron, y que no pudieron aprender. Empezaron a estudiar ya de mayores, y con sudor lo consiguieron. Es una guerra en la que mataron a nuestra gente. Y una dictadura que acabó con nuestras libertades. Es la historia de un pueblo que ha sido torturado. Un reino que nos fue arrebatado. Son nuestras costumbres, nuestra manera de vivir. Nuestro espíritu, nuestra esencia. Es nuestro dolor. Un dolor que no se acaba. Un dolor interminable, que llevamos arrastrando desde muchos años atrás. ¿Y hasta cuando? Quien sabe. Ellos pagarán. Y otros tantos como ellos. Y su dolor será nuestra motivación. Y su dolor será nuestro lema. Y su dolor nos llevará, tarde o temprano, a conquistar aquello que más deseamos.

Y cuando ya no tenga que escribirle cartas, cuando pueda quedar con ella e invitarla a un café mientras sus ojos se iluminan con los rayos del sol de la mañana, y el viento le alborota el cabello, acariciándola con el aroma de la libertad, entonces, sonreiremos. Y mientras sonreímos pensando en un futuro en paz, recordaremos que todo el dolor que sufrieron, que sufrimos, que sufrió nuestro país, irá siempre inscrito en nuestra bandera. Para que nunca olvidemos lo que nos costó llegar, lo duro que fue el camino, y toda la sangre y todo el sudor que se derramó para conseguir la victoria. El dolor ha sido nuestra seña de identidad, y ese dolor nos llevará a alcanzar las sonrisas que esta tierra tanto se merece.

Algún día sonreiremos, y ese día, será el principio de la libertad.

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