Monday, December 24, 2012

Medio mundo está llorando.

No me gustan estas fechas. Todo es prisa, y agobio, y necesidad de consumir a toda costa. Quiero salir de esta vorágine implacable que no nos deja parar a respirar. Quiero escapar del eje que mantiene girando la rueda. La rueda del sistema de mierda que no puede pasar sin consumir. Sin hacer que nos convirtamos en monstruos locos con unas ansias renovadas de adquirir por adquirir. Y es difícil, porque soy parte de esta locura. Pertenezco al mundo occidental, me guste o no me guste. Y es lo que hay. Y aquí somos así, consumistas, egoístas, caprichosos, y jodidamente ajenos a todo lo demás. Y me da asco. Me da asco pertenecer a esta cultura, a este sistema ambicioso, que hace al rico más rico, y al pobre más pobre. Y lo peor, es que aunque la gente esté en paro, aunque la gente tenga problemas para llegar a fin de mes, todos se olvidan de todo, y tiran la casa por la ventana, porque como no, ¡es navidad! Y eso es suficiente excusa para gastar todo lo que tengas, en cosas que ni siquiera necesitas. Estupendo. Así llegaremos lejos seguro.

Mi madre está preparando una cena increíble para hoy. Hay una cantidad ingente de comida por todas partes. Y solo somos cuatro. Y mientras tanto hay niños que no tienen ni para un pedazo de pan. Ni siquiera pueden beber agua. Están pasando frío, descalzos y sin abrigo. Ni siquiera les llegarán juguetes mañana por la mañana. Para ellos el regalo es conseguir seguir viviendo, y esperar que el futuro les traiga algo mejor. Aquí cada niño tiene de todo: no sé cuantos balones, consolas, juegos de todo tipo, bicicletas, teléfonos móviles, la equipación de su equipo favorito, patines, patinetes, caramelos, dulces... Todo lo que quieren y más. ¿De verdad necesitamos tanto?

No sé, en estás fechas medio mundo se olvida de que el otro medio no puede celebrar nada, porque no hay nada que celebrar. La miseria, la pobreza les hunde cada día más. Y los culpables somos nosotros. Para que aquí la gente tenga dos coches y una casa extremadamente grande, allí tiene que haber gente sin casa y sin comida. Y la indiferencia de todos nosotros les está matando lentamente. Pero da igual, porque nosotros tenemos centros comerciales con luces de colores, que nos hacen creer que el mundo es maravilloso, y que todo son villancicos y felicidad. Pero es mentira. Nosotros tenemos la tele encendida con anuncios de colonia, turrones, juguetes... que nos hace creer que solo así seremos felices. Consumiendo como locos.

Cada vez soporto menos esta sociedad, y cada vez me da más asco ser parte de ella. Cada vez odio más el hecho de ser blanca, y cada vez siento más necesidad de hacer algo al respecto. No sé qué, pero algo. Lo que sea. Algo que me haga despertar de este sueño en el que nos tienen a todos encerrados los de arriba, porque si dejamos de consumir, el chollo se acaba. Y me da asco, darme cuenta racionalmente de todo lo  que va mal, pero terminar cayendo en la trampa.

Mi deseo para el año nuevo será que todos los ricos sean más pobres, y todos los pobres más ricos. Y que el mundo empiece a cambiar poco a poco, porque esta maldita indiferencia, esta puta comodidad, está acabando con todo lo que merece la pena de verdad. 

No comments:

Post a Comment