Sunday, October 13, 2013

Ha dejado de ser el prólogo de mis lunes.
Y ahora los domingos,
ya no llevan su nombre.
No es que sean peores.
Sólo son distintos.
Sin besos en el andén,
sin abrazos
al filo
de que el reloj marque la media.
Son domingos
que se llenan de resignación,
de rutina.
De mi misma.

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