Ella está por todas partes.
Mire a donde mire,
percibo su ausencia.
El hueco de aire con su forma,
con su color.
Y echo tanto de menos
los golpes de su hocico
al despertar,
que a veces pienso que
voy a volverme loca.
Pero no puedo.
Ya me volví loca
esa tarde.
Y para siempre.
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