Me traspasaba.
Era tan frágil ante su mirada,
que nunca conseguí permanecer en pie.
Caí tantas veces,
que ya dejó de doler.
Y la inercia me llevó
a ese lugar
cada vez.
Totalmente dormida,
no conseguía ver
lo que me estaba haciendo.
Y cuando desperté,
ya era tarde.
Y dolió cien veces más.
Nunca olvidaré aquella noche.
No comments:
Post a Comment