Saturday, June 29, 2013

Y no sé si es melancolía,
o sólo mi alegría puesta del revés.
Qué más da..

Aquí no hay nadie más.
La soledad me observa desde las paredes.

Y mis palabras, vienen a saludarme.
Quizá se queden un rato conmigo,
sentadas en este sofá,
que tan incómodo me resulta.
Pero ahora este es mi lugar.

Y cuando no hay nadie,
me pongo a bailar
con esas frases,
y casi hacemos el amor
en la esquina del balcón,
o en cualquier otro rincón.
En el que sea.

Y cuando no hay nadie,
casi puedo escuchar mi corazón,
ladrándome,
contándome secretos,
sobre aquellas noches,
en las que se veían las estrellas,
porque las farolas,
no eran suficientes.

No sé en que manta,
tampoco importa.
No sé en que segundo,
tampoco importa.
Me perdí.
Te perdí.
Para siempre.

Me cuenta,
esa yo guardada en esos días del calendario,
que en realidad,
tuve motivos para sonreír.
Y sí, que sonreí.
Pero el golpe fue tan repentino,
que casi me olvidé,
de poner las manos,
antes de caer de cabeza,
al asfalto,
o a donde fuera.

Y si no lo vi venir,
y si yo me enamoré,
en dos semanas,
en un día, o en un segundo,
quien es él para decir,
quien ellos para juzgar,
qué es lo que vale y lo que no,
en la locura de este mundo.

Si me fui por esas ramas,
eso es sólo asunto mío.





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