Cuando ya había cerrado la puerta y volvía hacia el salón me gritó algo, pero no le oí muy bien. Estoy casi seguro de que me gritó <<¡Buena suerte!>>. Espero que no. Dios quiera que no. Yo nunca le gritaría a nadie <<buena suerte>>. Si lo piensas bien, suena horrible.
- El guardian entre el centeno
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