Pedirme que sea racional a estas alturas
es como pedirle peras al olmo.
El corazón a mil por hora
cantando en la ducha
canciones sin sentido
sólo por el placer
de levantar la voz.
Que el mundo se entere,
la cosa no anda tan mal por aquí.
Hacer el pino a las mañanas cada vez que
pongo los pies en el cielo,
intentando no tropezar
con la alfombra de Aladín.
Ya ves,
la vida está llena de sorpresas.
Viene el huracán
y se lleva los tejados.
Me ha dejado sola
bailando bajo la lluvia
esa canción
que me recuerda a ti.
Como si no tuviera
ya bastante.
Me mojo y pienso
que no me importa nada.
Y en cada gota,
tú.
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