No sé como lo ves,
pero tengo a Lana en vinilo
y la casa para mi sola.
Mañana voy a parar los relojes.
Bailaré descalza
mientras ella me canta al oído
en ese tocadiscos viejo de mi padre
que todavía suena a paraíso.
No tienes ni idea
de como suena su voz.
Podría hacerle el amor eternamente
y no cansarme nunca.
Ya ves,
bailé con él alguna vez
al compás de alguno de esos vinilos.
Y aquel irlandés que llegó a mi sofá,
eligió uno al azar
para bailar sobre la alfombra
como si no hubiera mañana.
Y joder que sí bailamos.
Tienen algo,
los vinilos,
que no tiene nada más en este mundo.
Guardan dentro la música
de la manera más pura y limpia,
de la manera más mágica.
Que la aguja toque la superficie
y suene,
¿no te parece magia?
De mayor quiero un cuarto lleno
de vinilos
y un tocadiscos de madera.
Hacer magia,
y que nunca deje de sonar.
Y bailar y bailar y bailar,
hasta que el mundo se acabe.
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