Monday, June 10, 2013

Empieza a hablar.
Te quedas mirándola.
Recordando lo que erais,
lo que siempre habéis sido.
Aquellas noches,
aquellas inagotables madrugadas.
Su pelo rubio.
Su carcajada inconfundible.
La forma en que te abrazaba,
casi asfixiándote.
Una vez más,
ella delante de un café,
y con el cigarro en la mano.
Tú,
sin café, y sin cigarro,
pero con la misma sonrisa de siempre.
Esa que ella
inevitablemente dibuja en tu boca.
Y te das cuenta,
de que con ella nunca ha habido distancia.
Que ni el tiempo,
ni el espacio,
han conseguido acabar nunca con lo que sois:
dos colegas de verdad,
de las de dedo levantado.

No comments:

Post a Comment