...
Él se queda sentado en el banco, fumando, viendo como el sol se esconde.
Busca en su corazón algo a lo que aferrarse. Pero esta vacío, podrido.
Lo único positivo en él era ella. Y ahora, ya sin ella, no había nada
que salvar. Era un paria. Un desgraciado. Un alma herida desterrada al
olvido por la única persona que había creído que dentro de esa coraza
monstruosa habitaba un corazón, un alma, una brizna de felicidad, de
alegría. Se había equivocado. Estaba condenado a vivir solo y olvidado
para siempre. Empezó a caminar. Hacía frío. Le daba igual. Iba a
emborracharse y a intentar no recordar jamás quien era, de donde venía y
en que mierda de persona se había convertido.
No comments:
Post a Comment