Tuesday, July 10, 2012

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Él se queda sentado en el banco, fumando, viendo como el sol se esconde. Busca en su corazón algo a lo que aferrarse. Pero esta vacío, podrido. Lo único positivo en él era ella. Y ahora, ya sin ella, no había nada que salvar. Era un paria. Un desgraciado. Un alma herida desterrada al olvido por la única persona que había creído que dentro de esa coraza monstruosa habitaba un corazón, un alma, una brizna de felicidad, de alegría. Se había equivocado. Estaba condenado a vivir solo y olvidado para siempre. Empezó a caminar. Hacía frío. Le daba igual. Iba a emborracharse y a intentar no recordar jamás quien era, de donde venía y en que mierda de persona se había convertido.

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