Una partícula de Heisenberg, eso es lo que soy. Y probablemente eso seamos todos, ¿no crees? Puedo saber la velocidad a la que voy, pero no a dónde me dirijo. O puedo saber a donde me dirijo pero no la velocidad a la que voy. Vaya puto caos.
El mundo cuántico es inexpugnable. Pero el mundo real me parece igual de caótico, a veces incluso más. He entendido la relatividad y el efecto fotoeléctrico, la física nuclear, la constante de Planck, he entendido a Stephen Hawking y su concepto de universo, he entendido a Newton y a su física clásica, a Niels Bohr, a Schrödinger y su gato, las ecuaciones de Maxwell y sus campos magnéticos, la termodinámica y sus estados de equilibrio (me parece apasionante), la mecánica de fluidos, y su puta madre y más...
Pero las ecuaciones de la vida son las más jodidas, y sigo sin entenderlas la mayoría de las veces. Me sigo perdiendo 9 veces de 10, y sigo sin saber a dónde voy, ni tampoco a qué velocidad estoy yendo. Mi incertidumbre es del 100%. De eso, no hay duda.
Heisenberg, querido amigo, gracias por haber enunciado una ecuación tan simple y tan brillante a la vez.
Tenías razón, todo es una jodida incertidumbre: en las partículas y, sobre todo, fuera de ellas.
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