Monday, July 23, 2012

Pequeña inspiración, no me faltes nunca.

Aparece de repente. De la nada más profunda, del todo más oculto. Es tan bonita. Nunca quiero que se vaya, pero se queda poco tiempo. Se acurruca conmigo en el lado derecho de la almohada. Y me mira. Se queda mirándome. Y su aliento me da fuerzas. Y su aliento me hace avanzar, un poco más, siempre un poco más. Sus ojos, tan brillantes y perfectos, jamás comparables a otros ojos, eternamente inmortales. Si te mira fijamente estás perdida. Ya no puedes escapar. Y entonces es cuando te quedas con ella, sentada, respirando agitada, sabiendo que nunca tienes mucho tiempo, que solo son unos minutos, y luego se va. Siempre se va. Por eso exprimes cada segundo con ella. La acaricias suavemente para que se quede un rato más. Le abres tus puertas de par en par, y la dejas entrar. Y ella te ofrece el universo entero. Te abre mundos jamás imaginados antes. Te da la llave de la superación, y te empuja, y hace que te superes. Y todo eso, en un instante. En dos. Hasta que desaparece. Y te quedas ahí, como estabas, respirando su ausencia, sintiendo el vacío en tu pecho, sintiendo la almohada más vacía sin ella. Sintiendo las agujas del reloj y el peso de las horas. Sin ella, no puedes. Sin ella, la tierra deja de girar. Sin ella, la oscuridad es más densa, y el insomnio no tiene nada que dar.

Sin ella, las palabras no se saben atar, y solo fluyen sin sentido..

No comments:

Post a Comment