Thursday, February 21, 2013



Desasosiego, angustia vital, un tedio insoportable. Un nudo en la boca del estómago. Y ganas de llorar constantes. Pero no lloro lágrimas, y no puedo calmar la tensión. Mi espalda es un campo de batalla, y los nervios campan a sus anchas. Se han atrincherado y parece que no quieren irse hasta conquistar todo el territorio. Y mis fuerzas disminuyen por momentos. ¿Qué coño hago?

Me siento en el sofá y me pongo a escribir. Y en esos momentos, en esos momentos en los que mi mente sólo piensa en cuál será la siguiente frase, en esos momentos en los que voy tejiendo comas, y puntos, en esos momentos en los que buceo en las profundidades de mi cerebro en busca de la mejor palabra, la mejor forma de decirlo... en esos momentos, en esos momentos joder, en esos momentos me encuentro conmigo... con mi parte buena, con mi parte fuerte. Con lo que soy. Y soy feliz. Simple y llanamente feliz. Porque no hay miedos, ni demonios, ni mierdas, ni ansiedad, ni ataques, ni nervios... sólo hay Mikele. Y sé que nunca seré más yo, en ningún momento de mi vida seré más yo, que ante el papel en blanco. Porque en los demás lugares siempre hay algo que me va a impedir dar el 100%. Ante el papel, no hay complejos. Y esa liberación no tiene símil.

I write, therefore I am.

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