Thursday, February 28, 2013

¿Sabes? Nunca creí en los golpes de suerte. Al menos, en golpes de buena suerte. La mala suerte si parecía hacerse más tangible. Y a veces no me quedaba más remedio que aceptar que era un tanto gafe. Hasta que me di cuenta de que mi negatividad crónica atraía a esos contratiempos tan molestos. Quizá era sólo eso. Sin embargo, yo aprendí que los opuestos se atraen. Un polo positivo de un imán jamás atraerá al polo positivo de otro. ¿Curioso no? Si, si que era curioso. Porque por esa regla de tres, mi negatividad solo podía atraer la positividad más absoluta. Pero no era así. Y asumes, que tienes que cambiar la dirección de las ondas de tu cerebro. ¿Y sabes? Creo que lo entendí hace tiempo. Sólo que desde entonces ni una vez he conseguido darle la vuelta a la tortilla. Se me siguen rompiendo los huevos.

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