Monday, February 11, 2013

Quizá ni siquiera sean ganas de llorar. Quizá sean ganas de reír que no consiguen salir a flote. Naufragaron hace tiempo en esa orilla, y desde entonces parece que la risa solo está disponible cuando ellos están cerca. Cuando estoy sola, sólo la tele puede ofrecerme alguna carcajada ocasional. Y olvídate de las sonrisas. Esas se fueron volando, y ya no vienen a visitarme. No cuando estoy aquí, encerrada en este décimo piso que tantísimo aborrezco. 

Hoy he soñado con él. Hace mucho que no le veo. Su cara, borrosa en mi sueño, me ha vuelto a doler. No sé de qué manera. Las heridas del pasado que aun están sin curar escuecen más que el alcohol del botiquín. Puedes esperar a que con el paso del tiempo se vayan curando. Pero tampoco esperes demasiado, porque a veces, no se curan nunca. Y esa herida concreta, la llevo en el costado derecho. Justo ahí. No me preguntes por qué, pero la llevaré siempre.



No comments:

Post a Comment