Tuesday, December 17, 2013

no podían decirme sencillamente que no tenían un cigarrilo. tenían que soltarme su publicidad, su religión: los cigarrillos eran para novatos. ellos se iban a Malibú, a una cabaña y quemaban un poco de yerba. me recordaban, en cierto modo, a las viejas que venden en una esquina <<La Atalaya>> de los testigos de Jehová. toda la tropa del LSD, el LST, la marihuana, la heroína, el hashish, el jarabe para la tos, sufre del prurito <<Atalaya>>: tienes que estar con nosotros, hombre, si no te quedas fuera, estás muerto. esta propaganda es una constante y similar OBLIGACIÓN de todos los que le dan al asunto. no es raro que los detengan: no pueden usarlo tranquilamente para su placer; tienen que DEMOSTRAR que están en el rollo. además, tienden a ligarlo con Arte, Sexo, el escenario Marginal. su Dios del Ácido, Leary, les dice: <<dejadlo todo. seguidme.>> luego, alquilan un local aquí en la ciudad y les cobran cinco dólares por cabeza por oírle hablar. luego llega Ginsberg al lado de Leary. luego Gisenberg proclama a Bob Dylan gran poeta. autopropaganda de los devoratitulares del orinal de la mierda. Norteamérica.

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y que la yerba cree arte, resulta dudoso, muy dudoso. De Quincy escribió algún material bueno, y <<El comedor de opio>> estaba lindamente escrito, aunque a ratos resultase bastante pesado. y es propio de la mayoría de los artistas probarlo casi todo. son aventuraros, desesperados, suicidas, pero la yerba viene DESPUÉS, el Arte ya está allí, viene después de que el artista ya está allí. la yerba no produce el Arte: pero a menudo se convierte en el terreno de juego del artista consagrado, una especie de celebración del ser, esas fiestas de yerba. y también algún material cojonudo para el artista: gente cazada con los pantalones espirituales bajados, o, si no bajados, mal abrochados.

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yo, por mi parte, puedo sacar más de un par de buenas latas de cerveza. no le doy a la yerba, no por la ley, sino porque me aburre y me hace muy poco efecto. pero aceptaré que los efectos del alcohol y de la mary son distintos. es posible pirarse con yerba y apenas darte cuenta; con el trago, sabes muy bien, en general, dónde estás. yo soy de la vieja escuela: me gusta saber dónde estoy. pero si otro hombre quiere yerba o ácido o aguja, no tengo nada que objetar. es su camino y cualquier camino que sea mejor para él, es mejor para mí.

- Charles Bukowski


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