Por aquí todo sigue igual. Ama sigue poniéndose nerviosa cada dos por tres, y grita y hace que todo sea un caos. Sigue cocinando compulsivamente, y diciendo cosas que no tienen sentido pero que nos hacen reír. Aita está como siempre. Casi parece que no ha envejecido. Yo le sigo viendo igual. Igual de tranquilo, igual de sensato. Sigue siendo mi equilibrio. Eneko, bueno ya sabes como era. Sigue yendo a su bola, hablando de cosas que no entiendo, y creciendo cada día un poco más. Es más alto que yo ya. Bastante más alto. Y si le vieras ahora no le reconocerías. Era un crío cuando tú le conociste. Ahora es un mini clon de aita. Pero nos seguimos riendo, y nos llevamos mejor, y parece que nos cuesta menos eso de ser hermanos. Le sigo queriendo más que a mi vida. Y yo, bueno, yo voy sobreviviendo. No puedo quejarme, aun respiro y eso es bastante. Volví a recaer. Y aquí sigo, intentando salir del todo, pero sin conseguirlo. Sigo teniendo pesadillas, y el insomnio se acentúa por momentos. Sigo teniendo miedo. Sigue sin gustarme la nieve, y sigue sin gustarme madrugar. Pero contigo hasta eso era distinto. Sigo sintiendo que subir las escaleras ya no es lo mismo. Todavía siento tu vacio a un lado. Sigo mirando hacia arriba cuando estoy en el paso de cebra, esperando que tus ojos me miren desde los barrotes del balcón. Y ver que no estás sigue doliendo. Sigo sin poder quitarme de la cabeza la carita que ponías cuando me veías. Y la cara que ponía yo cuando aparecías corriendo por cualquier esquina, a una velocidad de vértigo, en busca del sonido de mi voz. Sigo escribiendo. Igual que cuando me conociste, sólo que con los años escribo cada vez más. Sigue siendo mi vida. Y mi forma de liberarme de toda la mierda. Y sí, mi ángel, sé que lo sabes, pero te lo diré otra vez: sigo escribiendo por ti. Sigues siendo mi inspiración, mi musa peluda y de colores. Sigo pensando que hay heridas que no se curan con el tiempo. Y sigo sintiendo que hay amores tan enormes que no caben en un sólo corazón. Por eso duelen.
Sigo queriéndote a muerte en todos los segundos de todas las horas. Sigo echándote de menos a morir: aquí, ahora, siempre. En la eternidad.
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