salí entre los furiosos perdedores. los fracasados. lo único que les quedaba eran aquellos coches de seguro caro y aún sin pagar. se desafiaban y se arriesgaban a la mutilación y el asesinato, zumbando, acuchillando, sin ceder ni un centímetro, me desvié en Century. se me paró el coche justo en la salida y bloqueé detrás a otros catorce. pisé enseguida el pedal, hice un guiño al policía de tráfico, luego le di la puesta en marcha. engranó y salí, continué a través de la niebla. Los Angeles no era, en realidad, mal sitio: allí un buen sinvergüenza siempre podía salir adelante.
- Charles Bukowski
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