ese oyuelo derecho,
y las ganas de gritarle al viento
lo bonito que era.
Poesía era
el matiz exacto de esos ojos,
y el tacto de su pelo,
y esos lunares en su espalda.
Poesía era
esa sonrisa que sabía a casa
y su manera de hablarte,
con ese acento
tan peculiar.
Poesía era
todo lo que escondía
en esos silencios,
y todo lo que no se
decía en esas palabras.
Poesía era,
que se sentara a diez metros
y que ya estuvieras temblando
de los pies a la cabeza.
Poesía era,
despertarte a la mañana
y pensar: "Mierda. No está."
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