Sólo es un poco
de lluvia.
Cerca de mis
párpados,
lejos de tus
tejados.
Sólo es un poco
de viento.
Que viene a
llevarse las hojas
que dejó bajo
nuestros pies el invierno.
Hojas en las que
no estamos
sonriendo,
haciendo el tonto
por la calle,
matándonos a
besos.
Se las lleva,
a cualquier otro
lugar
que no sea este.
No puedo verlas
derrotadas a mis
pies,
como mi alma,
derrotada y
descosida.
Ya no quedan
retales,
creo que estoy perdida,
no puedo coserme
un alma nueva.
Dime que hago
ahora que no estás.
Ahora que llueve
y no te mojas conmigo.
Ahora que no
somos.
Dime que hago.
Que me lleve el
vendaval
no quiero
quedarme,
si no es en tu
pecho,
colgada de tu
espalda,
de esos dos lunares.
No, no quiero
quedarme.
No puedo.
Es la lluvia la
que me habla de ti en cada gota,
es el viento el
que me trae átomos que tú ya respiraste.
Es la vida,
la que me
recuerda que estas coordenadas
sin tu nombre no
valen demasiado.
Que da igual a
dónde vaya
porque mi brújula
eras tú.
Que voy a
perderme.
Quiero perderme.
Olvidar que
fuimos,
que estuvimos,
al borde del
precipicio
pidiendo a gritos
una respuesta
que nos sirviera
a los dos.
No la
encontramos.
No nos
encontramos.
Y ahora llueve.
Cerca de mis
párpados,
lejos de tus
tejados.
Y la vida nunca
dolió tanto.
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