Thursday, May 30, 2013

El humo del cigarro emborronaba la habitación. Las persianas estaban medio echadas. Hacía calor.
- ¿Bueno y qué?- Le preguntó mientras le daba una profunda calada al pitillo.
Levantó la cabeza de la almohada. Todo le daba vueltas. Le olía el pelo a alcohol, y tenía la boca jodidamente seca.
- Pásame agua o algo.
- Sólo queda vino. 
Se levantó como pudo con un gesto de asco en la cara y se metió en el baño. Bebió a morro del grifo, y se lavó la cara. Volvió al cuarto y se sentó en una esquina de la cama. Él la estaba mirando.
- ¿No dices nada?
- ¿Que quieres que diga? Son las putas diez de la mañana, me duele la cabeza, y huelo mal. 
- ¿Pero te ha gustado?
Le miró a la cara. El tío estaba pletórico, parecía que acababa de ganar un trofeo. Joder, como si aquel fuera su primer polvo, ¿a que coño venía tanto misterio?
- No ha estado mal.
Se empezó a poner el sujetador, quería salir de allí cuanto antes. Tenía que dejar de beber, estaba claro. ¿Cómo había terminado con él? Por dios, si ni siquiera le gustaba. Y además era un pesado.
- ¿No ha estado mal? Vamos hombre, ha sido sublime. No hace falta que te cortes, ya sé que soy el mejor. Todas las tías del barrio lo saben. Las que me catan siempre suelen querer repetir, no sé que tengo, pero soy irresistible. Ayer a la noche sabía que te vendrías conmigo, se lo estuve comentando al Charlie, que si quería te llevaba, y aquí estás. Infalible, eso es lo que soy.
Se dió la vuelta para mirarle a la cara, mientras se ponía los vaqueros.
- ¿Infalible? Mira chaval, esto ha sido un error enorme por mi parte, que por supuesto no se volverá a repetir. Bebí demasiado, estaba bastante alterada por una movida que había tenido, y tú fuiste lo que más a mano encontré. Obviamente, debí haber bebido una burrada, porque si no no me preguntó cómo he terminado aquí. Y, sobre que tal ha estado, antes intentaba no ser grosera, pero si quieres que te diga la verdad, ha habido tías que me lo han hecho bastante mejor. Así que no te cuelgues medallitas, porque estás muy por debajo de la media. Y si las tías del barrio te conocen, es por lo increíblemente pesado que eres, no por cómo follas, porque tengo entendido que para ti follar es como la declaración de la renta: lo haces una vez al año, y te sale a devolver. Que tengas un buen día.
Salió de ese piso cochambroso con las zapatillas a medio atar, pero no podía aguantar más cerca de tanta estupidez. ¿Que se creían los hombres? ¿Que les hacían un favor enorme acostándose con ellas? Si casi todos se quedaban a medio camino. Vaya panda de merluzos. Desde luego, tenía que dejar el sexo ocasional, porque sólo le aportaba dolor de cabeza. Había llegado la hora de ponerse a buscar a un hombre en condiciones.
Mientras tanto, en la habitación, el susodicho estaba llamando al Charlie.

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