Sunday, May 12, 2013

No quedan horas.
El mundo se para en tu cabeza.
¿Qué vas a hacer?
No vas a llegar.
¿Qué ostias te pasa? 
¿Por qué no sabes organizarte?
Mierda.
Es imposible que puedas ser más desastre.

Mi monólogo interior me está machacando, pero tiene razón, que mierda.

Pero cuando tu colega se ha quedado a cenar en tu keli, y os habéis pasado horas riendo debajo de las mantas en el sofá de la sala, de repente eso importa una mierda. Con ella el mundo da igual y todo lo malo se queda fuera. Y entre las dos, aliviamos las cargas, nos quitamos un poco del peso que llevamos encima. Y cuando nos ponemos a reir, parece que no hay nada que pueda superarnos, y todo se llena de colores. Hoy, lo resumo todo en una frase:

Sister, no quiero que nunca te acabes.

No comments:

Post a Comment