Wednesday, May 8, 2013

Reflexión de una estudiante de periodismo.

Esto de hacer un trabajo sobre la desinformación de verdad que te hace darte cuenta de toda la información de mierda, o sea, no información que anda suelta por ahí. O empezamos a ser todos más críticos con lo que vemos y leemos, o la llevamos clara. Nos mienten en la cara como quieren, usando unas fórmula que resultan moralmente deplorables. Flipo con el periodismo que se está haciendo. La putada, sigue siendo que lo que hay detrás de la información son intereses y dinero, y en este mundo en el que todo está en venta, ya ni siquiera puedes fiarte del que dice ser éticamente intachable. Hasta los ángeles bajan al infierno cuando menos te lo esperas. No sé que nos queda. Si hacer periodismo independiente, veraz y serio no te da de comer (totalmente imposible que te dé de comer, de hecho), ¿qué nos queda? Estamos estudiando periodismo, soñando con cubrir noticias relevantes, con hacer reportajes de investigación, con sacar a la luz lo que el gobierno oculta, con darle al pueblo toda la información que necesita y se merece, porque tiene derecho a ella, y ¿que ostias vamos a poder hacer? El otro día entrevisté a mi padre para el trabajo de desinformación que estoy haciendo justamente. Él es periodista, y ha trabajado durante años en ese campo. Y así de golpe, me soltó sin más, que los casos de manipulación en los medios de comunicación han sido, y son infinitos. Que así ha sido siempre y así sera. Lo ve normal. Él que lo ha vivido desde dentro, sabe que eso es así, y que es y será inevitable. ¿Entonces? Me quedé totalmente decepcionada, al darme cuenta, que en este mundo no vale de nada que haya una persona que si sea éticamente correcta, si infinitas personas están haciendo las cosas así de mal. Porque nadie va a leer a ese periodista, porque ese periodista no conseguirá llegar a nadie. Sin embargo, los otros infinito, trabajaran en grandes agencias, en grandes empresas, en grandes medios de comunicación internacionales, y el mundo seguirá su curso, igual que siempre, igual de podrido y corrupto que siempre. Y yo entiendo que cada uno tiene sus problemas, y que hay que dar de comer a los hijos, y que la ética muchas veces queda en un segundo plano. Pero me niego de pleno a aceptar ese periodismo. El periodismo es crucial en una sociedad. Hay que denunciar los abusos, las corrupciones, hay que sacar a la luz mentiras, manipulaciones, estorsiones, hay que poner en duda el sistema, y el orden establecido, y hay que transmitirle al pueblo la verdad que los gobiernos no les quieren dar. Si no es para eso, no quiero ser periodista. Y si para ser eso, una periodista independiente, veraz y seria, tengo que plurienplearme, trabajar en cualquier otra cosa, pues lo haré. Pero no voy a poner en juego nunca lo que pienso que está por encima de todo: la honestidad, la moral, el hacer bien las cosas, la verdad, joder. No quiero convertirme en eso que tanto aborrezco, y no quiero que la necesidad de pan me haga caer en actos tan deleznables como mentir a escala mundial, o esconder hechos que el pueblo debería de saber siempre. Enserio, señoras y señores, si ese es el periodismo que me ofrecéis, pienso revelarme, aunque tenga que comer barro del suelo.

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