Wednesday, September 24, 2014

Morderte el talón de Aquiles,
hacerte temblar.
Esperar un silencio
tan desagarrador
que haga que me sangren los oídos.
Que me odies,
que me odies,
pero que sientas algo.

Tu indiferencia
cae sobre mi piel como gotas de agua,
rozándome,
entrándome,
calándome.

Creo que ya he muerto en el intento,
estoy agonizando.
Pero todavía lanzo
un arañazo al aire,
esperando conseguir un mínimo quejido.

Manos vacías,
desierto.
La luna tirita de frío.

Y yo
le pido al universo
que por un segundo,
sólo por un segundo,
me alivie
de este peso de pensarte.

Piénsame.

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