Saturday, September 20, 2014

Sometimes when I miss you I put those records on..

Y no veas como duelen.

Canciones desgarrándome
el miocardio,
estoy a punto de tocar
mi propio naufragio
con la punta de la lengua.
No hay arena en esta puta playa.
¿Y qué gracia tiene el desierto
si no te puedes revolcar en él?

A la mierda.

Supongo que sigo siendo jodidamente recurrente:
mis replays siempre son los mismos.

La número 10
ahora y te juro que podría morirme.
Pero quizá es lo que necesito,
destruirme del todo,
convertirme en ceniza,
desaparecer.
Y como Fawkes
volver a nacer,
a resurgir,
empezando en otro cielo.

Otro cielo
y sigo esperando la tormenta definitiva.
Fue fácil aprender a bailar bajo la lluvia sola,
¿pero quién está dispuesto a mojarse conmigo?
A mojarse de verdad,
de arriba abajo,
por todos lados,
como si el mundo
ya sólo fuera agua
y nadar juntos
la única forma de naufragar,
porque el naufragio
se convierte entonces en salvación.

Estuvimos a punto de salvarnos.

Le hubiera hecho
el amor eternamente
en aquella orilla.
Pero yo cantaba y bailaba y me reía,
y él sólo caminaba,
como si el mundo no le tocara
como si la vida no fuera
un grito a pleno pulmón.

Yo sé que en realidad no podríamos ser nunca,
pero por un momento,
lo fuimos.
Todo.
Y de eso no me quiero olvidar.

Aunque el pecho cruja
con cada silencio prolongado
y el recuerdo de sus mares
no me deje de marear.

Soy una puta montaña rusa,
un manojo de histeria
envuelto por una
piel demasiado frágil.

¿Quién se va a quedar a bailar?

Me pongo esa canción
y me parto el alma.
Es la única manera de volverme a enamorar.

Del cielo,
de la lluvia,
de la vida.

Y a la mierda lo demás.

Pero te echo de menos.



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