Tuesday, April 30, 2013

Cuando no podía dormir desvelado por el vuelo de su falda,
contaba los lunares de su espalda.
Lejos del miedo donde no llegan las horas,
hasta ver morir la noche entre los dedos de la aurora.
De tanto amarla perdí lo que no tuve
ahora que otro le dé lo que no pude.
Se llevó el sol, sólo me dejó las nubes,
ya nunca deja de llover por estas latitudes.
Desde entonces la felicidad a plazos,
abrazos rotos, fotos en pedazos.
La espalda llena de caricias y arañazos
la espalda llena de caricias...
y así regresé a buscar un acorde en cada rincón,
a vivir siempre al borde de una canción.
A olvidarme de la luna, de su vientre,
de lo poco que dura un para siempre.


Ella, era un diosa con zapatos de tacón,
con un corazón que era amante de la ruinas,
ni te imaginas cuantas noches de pasión
yo, le daba rosas y ella sólo veía espinas.
Niña coqueta,
no había sitio en esos labios pa los besos mercenarios de un poeta.
En su maleta sólo había decepción,
pobrecita alma invencible no la rinde ni el amor.
Echo de menos el pacto con su hermosura,
el tacto de mi dedo en su cintura.
Tan acostumbrado al vértigo de su locura
que ahora que estoy solo me dan miedo las alturas.

Por eso a veces libre
y a veces vivo preso,
de su regreso,
como un muchacho en un caballo de cartón.

A veces amo
y lo confieso,
pierdo hasta el hueso,
por jugarme en cada beso el corazón.

Se llevó el primer botón de mi camisa,
me dejó el espejismo de su risa.
La ropa sucia,
la cama vacía,
una palabra muda
y una caricia fría.


Sharif




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