Wednesday, April 3, 2013

Digamos que todo fueran piezas. Tienes que cogerlas e ir colocándolas, una por una. Todas tienen que encajar, y no vale hacer trampas. No puedes quitarle un trozo a una para que encaje mejor con la que tiene al lado, ni puedes dejar espacios vacíos sino encuentras la que va en ese lugar. Tienen que estar enteras. Y tienen que estar todas juntas, sin espacios.

Y empiezas a hacer una torre. 20 por 20 de base, y luego empiezas a subir. Cada vez tienes más piezas, y cada vez te cuesta más encajarlas. No sabes cual va con cual. Y empiezas a hacer trampas. Quitas ese cacho por aquí, y luego a esa pieza le quitas otro, y luego la siguiente la deformas, y luego dejas un espacio vacío. Y sigues como si nada. Pero cuanto más alta, más inestable es la torre.

Y de repente, en una se esas, la torre se cae. Se cae lenta y estrepitosamente al suelo. PUM! Ya no hay torre.

¿Qué ha pasado? Te preguntarás.

Nada, que la gravedad hizo su trabajo.
Que todo lo que se hace mal, al final se viene abajo. 

Piensa.

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