Tuesday, March 11, 2014

Y el infierno tiene que ser algo como eso.
Un sitio sin alma, sin colores.
Sin esa música sonando.

Algo así como un domingo constante.
Uno de esos domingos sin amigos,
o sin alguien que te haga arrumacos en el sofá.
Sin tus padres hablando del mundo y sus asuntos,
sin tu hermano haciéndote rabiar.

Algo así como un gris monótono.
Una eterna promesa de que algo mejor llegará,
pero a sabiendas de que no llegará nunca.

Un desierto sin oasis.
Una flor sin aroma.
Una nube sin lluvia.
Una casa sin hogar.

Esa tierra de nadie
constante
en la que la esperanza te abandona,
porque no hay nada que esperar.

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