- Me llamo Make. Bueno, no, no me llamo así, pero me gusta que me llamen así. Así que ahí lo dejamos. Tengo 23 años, pero muy pronto haré 24. Nací en Febrero, ¿sabes? Soy de las primeras en cumplir. Tengo una colega que acaba de hacer los 23 la muy capulla. Claro, ella es de Noviembre. Es una ventaja si lo piensas. Es diez meses más joven que yo. Me estoy estresando. Me acuerdo del día en que cumplí los 18. Lloré como una niña. No me preguntes por qué. Quizá porque sentí que oficialmente entraba en el mundo de los adultos, y no me digas por qué, pero tenía el presentimiento de que no me gustaría tanto. Creo que acerté. Desde entonces muchas cosas han cambiado. Algunas a mejor, otras a peor. Pero yo, yo decaí bastante, no te voy a mentir. Tuve más problemas con eso del 'a dónde vamos' y el ' de dónde venimos', me hice muchas preguntas que no sabía contestar, y bueno, me equivoqué de camino dos veces. Ya ves, cualquiera lo diría. El ser humano, el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Ahí fui yo, de pleno, haciéndole honor al refrán. Tropecé dos veces. Me di dos buenas ostias, sí, no te voy a mentir. Pero saqué cosas muy buenas de las dos experiencias. Más que cosas, personas. Personas inolvidables. Algunas con las que he perdido el contacto, pero a las que nunca podré olvidar. Otras, mucho más esenciales, que siguen ahí, y no se irán nunca. Y eso es lo que me llevo. ¿Porque al final eso es lo que cuenta no? Las veces que te rozas con los demás, los corazones que conoces por el camino, las sonrisas que te regalan, y las que tú vas regalando, creando momentos en los que las carcajadas y las miradas de complicidad lo inundan todo. Tantos buenos amigos. Tantas personas excepcionales. Es una pasada. Es una pasada la vida. Lo que te puedes encontrar en cualquier esquina. Es sobrecogedor. Y fíjate, si no me hubiera equivocado no les habría conocido. ¿Te das cuenta? Al final, el error se convierte en acierto. Así, como si nada. Es magia. Me parece alucinante. Y aquí sigo. Intentando no salirme del camino. Este que al final parece el definitivo. Me gusta, me gusta mucho. Creo que en el fondo siempre supe que quería hacer esto, pero ya sabes, los miedos, lo que te dicen los demás. Mis padres, mis padres me influyeron mucho. Me dijeron que esto no tendría salida. Sobre todo mi padre. Él es periodista ¿sabes? Sabía lo que se decía. Pero al final no pude esconderlo más y tuve que decirlo en voz alta. Era lo que quería hacer, lo que quería ser. Periodista, como él. Sé que nunca llegaré a hacerlo ni la mitad de bien que lo hace él. Porque él es el mejor de mundo ¿sabes? Y ya sé que es mi padre y todo eso, pero de verdad, yo creo que es el mejor. Cuando leo lo que escribe, me quedo alucinada. Escribe tan bien. Es mi ejemplo a seguir. De mayor quiero ser como él, te lo digo de verdad. Y bueno no sé que más contarte así de entrada. Que escribir es lo que más me gusta del mundo. Y que me puedes quitar todo lo demás, pero eso no. Bueno, eso y la música. Y el chocolate, por supuesto. Pero vamos, que sin escribir y sin escuchar música me muero seguro. Tocaba el violín de pequeña. Ahora quiero volver a darle caña, pero no tengo partituras, y estoy muy vaga. Tengo que ponerme las pilas. Y luego escribo letras también, pero eso, bueno, lo hago para mí, porque me libera, y me hace sacar toda la mierda, y me alivia el alma. Que al final es de lo que se trata, de hacer cosas que te hagan estar bien, sentirte bien. Cosas que te hagan feliz, y todo eso, ya sabes, cosas que te llenen. Y en esas estoy. Pero bueno, que ahora mismo no sé, intento no darle vueltas mucho a las cosas. Y simplemente ver a ver dónde me va llevando el camino. Aunque bueno, ya lo decía Machado, que el camino se hace al andar, y pues habrá que seguir andando. A veces la brújula se me marea un poco, pero creo que ya lo voy teniendo claro. Y bueno, no sé que más quieres que te cuente.
- Tranquila, respira. ¿Siempre hablas así de rápido? Tienes que aprender a coger aire. Se te nota que eres muy nerviosa. ¿Siempre eres así? ¿O estás nerviosa por alguna razón?
- No, no, yo soy nerviosa de serie. Desde pequeñita.
- Bien. Pues eso vamos a tener que aprender a controlarlo. Vamos a empezar por el principio. ¿Cuando fue el primer ataque que recuerdas?
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