Te vas a enamorar de ella, ya lo verás. Sé lo que me digo. La veo, y sé que es irresistible. Y sé que vas de duro, y todo eso, pero cuando te sonría de esa manera se te va a parar el corazón. Y cuando se te acerque de manera que puedas oler el leve aroma de su pelo, te van a temblar las piernas. Aunque tú creas que no. Aunque tú creas que eso son chorradas, y que lo único que pasa es que está muy buena y te la quieres tirar. Y sí, sí que está buena. Y entiendo que te la quieras tirar, yo también me la tiraría. Pero no es eso. Hazme caso. Es algo más. Y sí no, explícame por qué se te seca la boca, y tartamudeas, y no consigues decir dos frases seguidas cuando ella está delante. Y si no, explícame por qué desde ese momento en que te sonrió, lo único que has estado esperando es que te vuelva a sonreír así, de esa misma manera, cómo si no hubiera en el mundo nada capaz de hacer que estuviera triste. Explícame sino esa certeza interna de saber que si alguien la hiciera entristecer le partirías la puta cara. Serías capaz de destrozarlo. ¿Sólo por un polvo? No amigo, eso no es sexo. Eso es algo más. Eso es la puta mierda de siempre, el corazón temblando y la garganta hecha un puto nudo. Sin saber si vienes o vas, sin saber si tienes que correr o tienes que quedarte, sin saber si la mejor opción es saltar o mirar hacia otro lado. Como si no estuviera pasando nada. Pero está pasando. Lo veo. Y al final tú también lo verás. Cuando la mires y sientas que el mundo es mejor desde que está ella. Cuando la mires y sientas que, joder, ya no podrás dejar de mirarla.
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