No podías describirlo sólo con palabras,
porque se te quedaban pequeñas en la boca.
y te dabas cuenta,
de que el universo entero
podría llegar a quedarte pequeño,
ante la magnitud de esa belleza,
tan rara, tan diferente,
tan trascendental.
El infinito no servía de nada,
y a cada vuelta de esquina
te chocabas de frente
con una realidad
desgarradora.
Era lo más bonito que verías jamás.
Tan bonito que dolía.
Y no sabías como
poder hacerlo tangible,
porque todas las palabras
del diccionario
no serían suficientes.
y además tú no te las sabías todas,
y jugabas con desventaja.
Y sólo tenías ganas de salir corriendo,
y alejarte de aquella putada andante,
porque eso es lo que era: una putada jodidamente bonita.
Y te ponías a pensar,
que serías capaz de recoger todas las flores del mundo,
y de bajar todas las estrellas del cielo,
y colgarlas en su balcón,
para que cada vez que las viera,
se diese cuenta
de que no tenías palabras,
porque su belleza superaba
todo lo que la naturaleza había inventado.
Superaba con creces,
cualquier visión anterior,
y tenías la certeza interna,
de que también superaría cualquier visión posterior.
Era lo más precioso que tus ojos habían alcanzado a ver.
Tan precioso, que dolía.
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