- Tengo que decirte una cosa.. no, no.. cállate y escucha.. sólo déjame decirlo, y luego me iré, y te dejo en paz.. pero déjame decírtelo. Eres un gilipollas.. el más gilipollas de todos.. y mira que he conocido tíos gilipollas.. pues tu les ganas a todos. Siempre hablas de más, te pasas de listo, dices cosas fuera de lugar, utilizas demasiado la ironía, y siempre intentas dejar mal a los demás.. y eso lo odio, lo odio mucho. Y luego eres un chulo, que te crees que el mundo está a tus pies, y vas con ese aire de suficiencia, y gastas esa prepotencia que me pone mala, de verdad que no lo soporto.. es como si pensaras que eres superior a todos los que te rodeamos, y no, eso no es así. Y joder, lo egoísta que eres.. que nunca piensas en los demás.. que tu mundo gira entorno a tu ombligo.. y así todo el rato. Y no tienes empatía, pero cero ¿eh? absolutamente cero.. y no te importa hacer daño a los demás.. prefieres que lo pasen mal ellos, antes que tú.. y no, eso no va así.. eso no es querer.. eso es una mierda.. y nunca haces esfuerzos por hacerles sonreír.. y eso no me gusta. Y además creo que eres demasiado violento, y te metes en peleas.. y la gente así no me da buen rollo.. cero.. y joder, eres todo lo que se supone que no debería gustarme, y te aborrezco el 80% del tiempo.. y no sé que coño me pasa con esto.. pero es que a pesar de toda esta mierda, me he enamorado de ti. Y no sé que hacer con eso.
Se quedó callada. No sabía como seguir. Por fin lo había soltado. Era consciente de que todo aquello carecía de sentido, pero era lo que había. Lo escupió de carrerilla, porque tenía miedo de que si paraba una vez ya no sería capaz de continuar. Él estaba mirándola en silencio. Seguramente no se esperaría algo así. No, seguramente no. ¿Era idiota por decírselo? Tal vez. Pero si no se lo decía reventaba. Las cosas iban así.
- Sí, me he enamorado de ti. Y ese 20% del tiempo en el que no te aborrezco, pienso en ti y el mundo deja de girar. Y todo está al revés, porque no sé qué hacer con ese sentimiento. Y me gustaría verte, y hablar contigo, y no sé, besarte y todo eso... pero no. No, porque no voy a quedarme. No voy a intentarlo. No , porque ni siquiera quiero imaginar que sería de mí si tú entraras en mi vida. Lo pondrías todo patas arriba, y yo me enamoraría de ti más y más, pero tú me harías daño. Sé que me harías daño. Me destrozarías. Y no puedo permitírmelo. De ninguna de las maneras. Y he pensado mucho en esto, y le he dado vueltas, y es la única conclusión lógica que he sacado. No voy a quedarme.
Suspiró hondo. Lo había soltado todo. Se lo había dicho. Ahora podría dar media vuelta y seguir con su vida. Era tan extraño. Era tan ilógico todo. Siempre le pasaba igual, siempre se metía en líos.
- No voy a quedarme. Y sin embargo, cuando me de la vuelta y empiece a andar, alejándome de ti inevitablemente, lo único que estaré pensando es en lo jodidamente cojonudo que sería que tú vinieras por detrás y me impidieras hacerlo. Pero no lo harás. Y esa certeza pesa tanto que sé que estoy haciendo lo correcto.
Se dio la vuelta y se fue. Ni siquiera le dio tiempo a que dijera algo al respecto. Sería demasiado difícil.Y es que una parte de su cabeza le preguntaba a ver porque se iba a más de cien kilómetros de distancia, cuando la distancia que el corazón dictaba se medía en milímetros.
Se dio la vuelta y se fue. Ni siquiera le dio tiempo a que dijera algo al respecto. Sería demasiado difícil.Y es que una parte de su cabeza le preguntaba a ver porque se iba a más de cien kilómetros de distancia, cuando la distancia que el corazón dictaba se medía en milímetros.
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