Estábamos en el Antzoki. Eran ya pasadas las 4 de la mañana, y el cansancio se me acumulaba. Yo no bebo, así que las noches a veces se me hacen largas, sobre todo cuando he pasado el día de un lado para otro. Ella sí bebe, y además tiene más marcha en el cuerpo que todo Bilbao junto. Os lo aseguro. Estuvimos bailando como si no hubiera mañana en el Consorcio, y yo desde luego ya no podía más. Y eso, en el Antzoki la música bueno, no estaba mal, pero a ratos se me hacía difícil aguantar. Cuando no ponen música que pueda bailar a veces empiezo a dormirme. Y en una de esas, después de la charla que tuvimos las dos, una de esas charlas intensas que te hacen llorar (lloré como una niña), pusieron un tema, que bueno, que me sacó todo lo bueno fuera. La miré, sonreí, y eso me bastó para ser la más feliz del mundo. Estaba bien, estaba con ella. Estaba a salvo, estaba segura. Estaba bailando, alargando la noche, celebrando un año más. Dándole una patada a los problemas y a las mierdas. Sintiéndome invencible. Y entonces lo entendí todo. Ya no puedo vivir sin ella. No hay manera.
Uy Mikele, "el cansancio se me acumulaba", "las noches a veces se me hacen largas", "se me hacía difícil aguantar", "a veces empiezo a dormirme", uy, que los 24 comienzan a notarse ;)
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