No me digas que tiene
esa cara que me hace
sentir en casa cada
vez que la veo.
Es mi suerte,
mi amuleto.
Un motivo para
sonreír y no dejar
de hacerlo, aunque venga la tormenta.
Hace que nada de tanto miedo,
suaviza los bordes afilados de la vida.
Y a su vera,
a su vera, verita, vera,
el sol brilla más fuerte.
Joder que sí.
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