Quizá en alguna de esas tormentas
me encuentre contigo.
Sin paraguas,
con el pelo mojado,
y con una sonrisa a medio esbozar.
No creo que quieras venir conmigo
a saltar los charcos
y a hacer el payaso,
como en esas noches de verano
en las que me convierto
en niña.
Y por si a caso no te voy a preguntar.
Ya sabes que si quieres
quemamos el mundo.
Sólo tienes que hacerme una señal.
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